Tan leve
el viento
ahuyentando
el olvido
de un
lirio a otro:
a penas
el aroma es
un
crepúsculo en la piel.
Sugiere
la luz
el batir
de los siglos
con la
desnudez:
aunque sin
más habite en
un reflejo
de luna.
Si ansío
otra vez
oler la tierra
húmeda
de aquella
niñez
acaso los
sueños aún
despierten
en la aurora.
Como la
memoria
de la
flor del cerezo
perdura al caer:
también
la nostalgia da
su último
abrazo a la tierra.
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